Soy un árbol
En el marco del proyecto KIVA se ha desarrollado recientemente una actividad que ha tenido una gran acogida entre el alumnado de tercero de ESO .
La propuesta, planteada como un juego, persigue objetivos fundamentales: aumentar la cohesión del grupo, favorecer la desinhibición y fomentar la actuación en público bajo una apariencia lúdica, además de trabajar de manera directa la creatividad y la improvisación.
La dinámica comenzó con la división del alumnado en grupos. Cada grupo formó un círculo amplio y, en el centro, los participantes fueron creando imágenes colectivas con su cuerpo, dando lugar a auténticas “estatuas vivientes”. Estas estatuas podían incluir un número variado de elementos y se realizaron varias rondas, siempre con la condición de que cada nuevo elemento estuviera relacionado con el anterior.
Antes de iniciar la actividad, la profesora realizó una demostración para animar al alumnado a participar, insistiendo en que todas las ideas eran válidas y que lo importante era dejarse llevar por la imaginación. Este gesto resultó clave para que el alumnado se implicara con entusiasmo y se sintiera libre de experimentar sin miedo al error.
La experiencia concluyó con una reflexión individual: cada alumno respondió en su cuaderno de tutoría a una serie de preguntas sobre lo vivido durante la dinámica. Este momento permitió tomar conciencia de lo aprendido y valorar cómo el juego había contribuido a fortalecer la confianza en sí mismos y en sus compañeros.
El resultado fue muy positivo. Los adolescentes destacaron lo divertido de la propuesta y cómo les ayudó a expresarse de manera diferente, a perder la timidez y a descubrir nuevas formas de comunicación. La actividad se consolidó así como una herramienta eficaz para trabajar la cohesión grupal y el desarrollo personal dentro del proyecto KIVA.
