Hace dos años el papa Francisco reactivó la celebración del Día Mundial de la Educación Católica, cada año a los cuarenta días de la Pascua, antiguo jueves de la Ascensión. Este año ha sido el 18 de mayo.
Son objetivos de esta conmemoración reflexionar, reconocer y celebrar la educación católica, al tiempo que unirnos a la propuesta del papa Francisco para reconstruir un Pacto Global por la Educación.
Hace dos años Escuelas Católicas aprovechó esta celebración para comunicar el valor que como escuela católica aportamos a nuestro entorno, y el compromiso por colaborar en la transformación social y personal de nuestro alumnado. El pasado año propuso compartir esos gestos y trabajos en red para hacer vida el Pacto Educativo Global, al cual la red de centros educamissami se ha adherido y este curso se ha querido visibilizar esa escuela católica que sale al encuentro en situaciones difíciles, tratando de concienciar a la sociedad y a nuestro alumnado sobre el trabajo que se realiza en algunos entornos donde se viven situaciones de guerra y de emergencia a causa de catástrofes naturales y donde, si no fuera por el trabajo y tesón de algunas personas, la educación se habría paralizado por completo. En concreto, se ha querido poner la mirada en la región siria de Alepo, asolada por la guerra y, más recientemente, por un terremoto que ha devastado buena parte de la zona.
Para ello han sido varias las actividades que se han desarrollado. En las diferentes clases hemos tratado de que nuestro alumnado pensara y reflexionara sobre la realidad que nos rodea, lo que nos mueve ante ella y sentir cada uno de los gestos que hacemos tratando de ponernos en el lugar de las otras personas. Hemos visto y reflexionado sobre varios vídeos en el que aparecían chicos y chicas de Alepo en el que narraban la trágica realidad que les está tocando padecer.
Como colofón a todo lo trabajado en clase el jueves 18 de mayo, a las 12 del mediodía, nos unimos en la oración, rezando juntos el Padre Nuestro. A esa misma hora en muchos otros colegios del mundo se hizo el mismo acto. Toda la Comunidad Educativa, tal y como se observa en el vídeo adjunto, bajamos al patio y unimos nuestras manos y corazón para rezar la Oración que el Padre nos enseñó con el fin de ser luz para aquellas personas que más lo necesitan al mismo tiempo que proclamar la Buena Noticia que sirva para afianzarnos en nuestro compromiso por una educación transformadora y comprometida con nuestro mundo, que ponga siempre su mirada en la atención a los más vulnerables, estén donde estén.